domingo, 27 de noviembre de 2011

Oración al Maíz

¿Ha comido usted maíz? 

Seguro que sí, de cualquier modo, en cualquier comida, cualquier día, a cualquier edad, a cualquier hora. Lo que se me ocurre inmediatamente son las tortillas, los tamalitos, los elotes, el atol, las tostadas, pero no se cuántas formas más hay de comer maíz. 

Así, pensando en cuántas comidas está presente el maíz, el nombre de la novela de Miguel Ángel Asturias, Hombres de Maíz (narrativa indígena) adquiere otra dimensión: ¡en realidad estamos hechos de maíz! resulta inevitable entonces, si vivimos en Guatemala, o quizá en Centro América, o mejor decir Meso América (la región geográfica en que habitó la civilización Maya y ahora habitan sus descendientes), estar hechos de maíz. Se dice con tanta facilidad "hombres de maíz", pero pensándolo bien, si el maíz está en nosotros todos los días de nuestra vida, somos en serio "hombres de maíz" y con toda seguridad, también "mujeres de maíz".

El maíz nos sostiene físicamente, nos alimenta, y para muchas familias es lo único que da contenido a aquello llamado "seguridad alimentaria". Incluso puede ser que nos de "cierta identidad". Tan maravilloso es este grano, que ya en el Siglo XXI la ciencia no dejó pasar su valor sin sacarle realmente el jugo y encontró cómo fabricar etanol a partir de él. Por supuesto, la gran empresa estuvo dispuesta a invertir en el asunto. Lo triste es que ya con eso, la gente tiene que competir con los carros para tener acceso al maíz, unos lo buscamos como alimento y otros como gasolina. ¿cuál alcanzará más velocidad para alcanzar los beneficios del maíz?

Pensando en todo eso, sabiéndome parte de esta parte del mundo en que vive "la gente de maíz", tuve siempre la intención de componer y cantar algo sobre esto, pero poniéndome deliberadamente a hacerlo, nunca pasaría, nunca nacería una canción. Eso sí, pasé tiempo (no sé cuánto) incubando la idea, sin que aún tuviera forma de palabras o de notas musicales. 
Felizmente, ¡en septiembre de 1999 ocurrió! jugando con la guitarra, sin pensarlo, ya luego de muchos años sin tocar una marimba, empecé a tener la sensación de que sería un "son chapín" la mejor posibilidad de poner estas ideas en una canción. Debo decir que en aquel momento el tema del etanol no era aún noticia, por eso no está en la canción. Pero sí sabía yo desde entonces, que una buena parte de "la gente de maíz" no está siquiera consciente de lo que hay detrás de una tortilla cuando la come, mientras que otra parte de esa misma "gente de maíz", no podría sentirse tranquila si no sabe que habrá aunque sea una tortilla para aliviar su hambre, por lo menos una vez al día. 

Una parte de la conciencia -creo yo- tiene que ver con el entorno en que la gente vive. De esa cuenta, la gente que nació y vive en el área rural conoce al maíz como trabajo, como esfuerzo, como sudor, como vida, pero también como algo sagrado, que se respeta y se conserva, porque de ello precisamente puede depender su propia conservación y sobre-vivencia. Otra gente que nació y vive en la ciudad conoce al maíz de otra forma, como una tortilla que se compra en la esquina (tratando de evitar el humo), como una carga pesada que hay que llevar del mercado a la casa, o más aún, como un paquete de tortillas que se compran en el supermercado en una bolsa plástica! y que no vale más que la plata que se pagó para adquirirla. Por supuesto, si el maíz se compra en forma de combustible, quizá ni nos demos cuenta que lo compramos.

Eso es el tema de esta canción, que llamé "Oración al Maíz", luego de "robarme" el título del poema "Padre Nuestro Maíz" de Werner Ovalle López (poeta quetzalteco, nacido en Salcajá, 1928-1970, ganador en tres ocasiones de los Juegos Florales de Quetzaltenango), en que me dí cuenta de la necesidad -desde mi punto de vista- de poner a la luz esa doble realidad que vivimos "la gente de maíz": la rural y la urbana. 

Algunas veces he cantado este son ante gente de la etnia Kiché y de la etnia Mam, (en Huehuetenango, Quetzaltenango y Sololá, al occidente de Guatemala) y me han hecho saber "suavemente" que el maíz no debe entenderse como "padre" (según dice la canción y anteriormente el poema de Werner Ovalle López), sino como "madre", porque los elementos de la naturaleza que dan vida, tienen género femenino. No sé si de esa manera lo entienden todas las etnias que viven en Meso América. 

Acá comparto una grabación "artesanal" hecha en mi casa sobre Oración al Maíz. Todos los instrumentos y sonidos que se escuchan, fueron grabados por mí. Gracias por escucharla.

"Sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz. 
Sembrado para negocio es el hambre del hombre que fue hecho de maíz."
Miguel Ángel Asturias
Hombres de maíz

Este es el texto de la canción:

Oración al Maíz (Texto y Música de Otoniel Mora)

14 y 16 de septiembre de 1999

Las seis de la mañana
Y por la montaña     
El Sol va naciendo 
Y el camino sabe    
Que el hombre ya
Se fue pa’ la siembra

La mujer se ha quedado
Pa’ desgranar sabia
La molienda
Pa’ que los chirices               
Puedan reír  
Con su panza llena              

A la hora que el sol
Alcanza a llenar       
Con su luz la siembra
El hombre la riega
Con su sudor
Y con su paciencia

Y espera que la lluvia
Caiga abundante
Sobre la tierra  
Pa’ que los maizales    
Nos den felices
La gran cosecha

Padre nuestro Maíz
Alimentános    
Padre nuestro Maíz
Seguí creciendo
Por si los nuevos tiempos
Que nos esperan
No son muy buenos

La ciudad se despierta
y la prisa corre
de madrugada
y la gente camina
con su mirada
apenas abierta

y las calles ya saben
que en la ciudad
pocos se molestan
en sembrar un poquito
de identidad
por nuestra cosecha

a la hora que el Sol
alcanza a pasar
por los monumentos
la ciudad se calienta
y así transforma
los pensamientos

las luces y el cemento
nos hacen creer
que estamos creciendo
pero los maizales
dicen que los
estamos perdiendo

Padre nuestro Maíz
Alimentános
Padre nuestro Maíz
en vos creemos
para que nuestra historia
no cambie si
no es lo que queremos

sábado, 12 de noviembre de 2011

Fernando López

En el apunte anterior mencioné el nombre de Fernando López (incluso él aparece en la foto), y comenté varias cosas -importantes para mí- de lo que ha sido la amistad que mantenemos hasta hoy.

Esta es una amistad que nació del "compañerismo cotidiano" de estudiar juntos -casi toda- la escuela primaria, y luego compartir las posibilidades que nos ha dado la música y las ideas que hemos ido intercambiando y tejiendo a lo largo de muchos años de sabernos, aún con las largas pausas y las enormes distancias geográficas, que han sido parte de esos mismos años.

Debimos tener menos de 10 años de edad cuando nos conocimos. Estudiamos en una escuela de curas, que nos hizo cantar en el coro de la iglesia (yo no tanto). También se dió la oportunidad de tocar allí mismo, marimba (yo no tanto). Luego nos separamos, fuimos a diferentes institutos de educación media (yo al INVO y él al "Modelo", Werner Ovalle López, pero los dos en Xela).  Luego, quizá cerca de los 20 años de edad, nos encontramos otra vez (por esas vueltas que da la vida), pero esta vez con más música metida entre nosotros. Yo creo que ese encuentro selló ya para siempre nuestra amistad, que a veces se ve recompensada por encuentros nuevamente largos, y a veces se queda en esperas largas, añorando la llegada de otro encuentro. De más está decir, que cada encuentro tiene lo suyo, sorpresas, novedades, noticias, pero el fondo de todo eso permanece... la amistad.

En aquella época compartimos muchas cosas... amistades, sueños, largas caminatas, "penas de amor", cigarros creo que no, alguna cerveza, "guaro" puro cuando fuimos marimbistas, chistes, secretos, temores, en fin... las cosas de la juventud, pero también las ideas, nuestras "largas y profundas" reflexiones y discusiones sobre lo que debería ser la sociedad y la economía, nuestra frustración generada por la vista que tuvimos sobre nuestro país, cuando se vivía además el conflicto armado interno.

Después el tiempo otra vez nos separó, y ya no volvimos a vivir cerca por mucho tiempo. Ya cada cual fué tomando su camino. Fernando se hizo antropólogo, yo me hice economista. Eso después de que juntos visitamos por primera vez el Conservatorio Nacional de Música, en la ciudad capital, y de los dos sólo él se dispuso a estudiar allá. Yo en algún momento posterior estudié música (con menor intensidad) en Xela.

Numerosos recuerdos guardo, de innumerables días y noches en que cantámos, "formal o informalmente". Muchas noches tocando marimba, en las fiestas quetzaltecas, con sus interminables sones (con la Marimba Ideal). Recuerdo por ejemplo, que para el mes de octubre, en que se celebra la fiesta de la Virgen del Rosario en Xela (la Patrona de mi Pueblo!), había que tocar marimba para ella. Dentro del conjunto de marimbistas "de la Ideal", habían dos o tres que eran protestantes evangélicos, no obstante, tenían que tocar marimba para la Virgen del Rosario en su fiesta, lo que prueba que "la necesidad tiene cara de chucho" y que hay que trabajar para vivir (ojalá nunca "vivir para trabajar").

Fernando se planteó en algún momento la tarea de musicalizar la poesía de Otto René Castillo, el "poeta guerrillero", del que habíamos conocido versos que leímos con avidez por aquel tiempo. Recuerdo que el primer poema que musicalizó (o el primero que yo escuché, fué "Aquí no lloró nadie"). Para mí eso fué muy impresionante, por lo que leíamos, por lo que el poema significaba para nosotros, pero también porque desde el primer momento lo que escuché sonó "tan hecho", tan bien terminado, tan logrado. Eso me provocó sin lugar a dudas, envidia, pero de la buena, eso me invitó a hacer algún esfuerzo parecido, que alguna vez más adelante, se materializó también en algún poema musicalizado. Lo más importante es que eso desarrollo de mí hacia Fernando, una sincera admiración que permanece viva todos los días, y causa en mí un efecto inspirador, que algunas veces ha dado algún modesto fruto. Le agradezco a la vida la oportunidad que he tenido de conocer, estar cerca algunas veces y aprender de Fernando López.

Varias canciones, hechas de versos de Otto René Castillo, musicalizados por Fernando, se convirtieron más adelante en una grabación "hecha y derecha", muy a la manera de él, con el alma de trovador que fuimos conociendo de los trovadores latinoamericanos (los cubanos, los chilenos, etc.). Después de eso varios discos con canciones enteramente propias de Fernando.

Así con eso y con su empeño inclaudicable se hizo un lugar entre los cantores populares de la ciudad capital, participando en festivales de canción popular organizados por la USAC, de los cuales ganó tres (si es que no fueron más!), y luego sus numerosas presentaciones y el contacto con otros músicos le fueron dando la posibilidad de cantar en otros escenarios y países. Sé que ha cantado en Japón, Francia, España, Italia, Suecia, Noruega, Alemania, Checoslovaquia, algún otro lugar del otro lado del mar, y por supuesto, muchos países latinoamericanos, como México, el Salvador, Venezuela, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, etc.

Algunas veces hemos podido compartir algún escenario. Durante algún corto tiempo hicimos algo que llamábamos "Trova Tres", entre Fernando Juárez (otro músico y amigo muy querido), Fernando López y yo.

Fernando se identifica con la vida solidaria, con la diversidad de los pueblos, con la libertad, y con otro montón de cosas y "causas perdidas" con las que yo también lo hago, por eso me siento muy orgulloso de concerle y saber que cuento con su amistad. 

Recientemente, el 19 de marzo del 2011, Fernando fué invitado por familiares de Otto René Castillo y la Secretaría de Comunicación del Gobierno de Guatemala, para participar dentro del acto de reconocimiento y solicitud de perdón, por parte del Estado guatemalteco, por la ejecución del poeta (Otto René), junto a Nora Paiz y 13 campesinos en la Aldea Los Achiotes, Zacapa, en el año 1967. El video que aparece a continuación fué grabado durante esa actividad.


Más información sobre Fernando López en esta dirección:

martes, 8 de noviembre de 2011

Elemental

Entre 1984 y 1985, en Xela, mantuvimos Fernando López y yo, un intercambio muy intenso alrededor de la música y las canciones. Habíamos conocido lo que hacía Silvio Rodríguez y Pablo Milanes, a través de KCT's que llegaban "bajo agua" a nuestras manos. Había que esforzarse para conseguir alguno y todos eran de mala calidad (por ser copias de copias) pero se constituían en tesoros muy valiosos para nosotros, que cuidabamos todo el tiempo, lo mismo que les escuchábamos día y noche, hasta que las cintas se arruinaban (y qué decir de cuando un "tocacintas" los rompía o enredaba! ...era una tortura!). También escuchábamos "arduamente" a Joan Manuel Serrat y Alberto Cortez, en cintas igualmente viejas y maltratadas y apreciabamos en la radio las canciones de Perales.

En ese tiempo también, cuando rondábamos los 20 años de edad, tocábamos en la Marimba Ideal (con "el tío" Alfredo Bethancourt, Román Bethancourt, Erwin Quiroa, Fernando Gordillo y otros amigos). Fernando tenía ya bastante recorrido en la guitarra y en la marimba, yo menos. Así que de ese intercambio seguramente yo aprendí más (y espero que Fernando haya ganado algo también!).
Fué una época interesante, en la que hicimos varias canciones. Cada quien hizo las suyas (Fernando hacía más que yo). Las cantábamos para que las conociera el otro y supieramos su opinión. También nació alguna canción hecha por los dos. Recuerdo que algún poema de Marco Aurelio Alveño (por un poemario que encontramos, impreso en el CUNOC) fué musicalizado por los dos.

En fin, aún están conmigo algunas "compañeras" de aquella época, en que cantábamos prácticamente a escondidas, con pocas oportunidades de hacerlo frente a la gente, pero que nos llenaba de expectativas sobre lo que serían aquellas canciones cuando "el público" las escuchara.

En alguna tarde de esas nació mi canción "Elemental", pensando en una mujer que yo quizá conocería en el futuro. Una mujer sencilla, sin pretensiones, sincera, justa, compañera, con quien compartir los ideales, las tareas, la alegría, el tiempo, y a quién corresponder de la misma manera, en busca de la libertad. Elemental es por eso, una canción muy querida por mí. Felízmente, es también una canción que mucha gente ha querido bien, en diferentes "épocas", desde que nació hasta hoy ¡unos 26 años después!
Más o menos entre 1992 a 1994 empezamos a cantarla con el Grupo Kenchas (ya contaré más sobre "los Kenchas") y creo que en 1995 la grabamos, en el disco llamado "Escenario". Eso fué lindo y esa versión de Elemental sonó incluso en varias radios de Xela. Fué una buena época.

Más tarde, el tiempo me ha permitido cantar la canción muchas veces. Hacer con ella muchas versiones, en vivo generalmente. Luego, en el 2008, un "musicazo" que se apareció de pronto, un "gringo" que se hizo muy amigo de muchos músicos de Xela, llamado Galen Huckins, al que le decíamos "kevin" por no saber pronunciar su nombre, me sorprendió cuando después de irse hacia Estados Unidos, me envió por correo elctrónico una grabación de piano, contrabajo y batería para "Elemental", ofreciéndomela para "ver qué se podía hacer con ella". Yo puse en esa grabación un par de guitarras y grabé mi voz y finalmente, Elemental quedó grabada en otra linda versión (algunas canciones tienen esa suerte!). Esa versión está acá en este blog, en el reproductor de "Canciones de Otoniel Mora".

Fernando López y Otoniel Mora en el Café "La Luna" (de Xela), talvez en el 2006.
Hoy día sigo cantando Elemental, como el día 20 de octubre recién pasado, en que en el Proyecto Lingüistico Quetzalteco conmemoramos la muerte de René Leiva y Danilo Alvarado (desaparecidos creo que en 1984-85), fecha que coincide con la Revolución de octubre del '44. En el video que sigue, comparto "Elemental" (entre otras canciones de esa noche).


El texto de la canción permanece prácticamente intacto, es el siguiente:

Elemental
Texto y música: Otoniel Mora. (17 de noviembre de 1985)

Sencilla
Llena de vida
Llena de risa
Y siempre tierna para mí

Fecunda
Como esta tierra
Y como el ideal
Que perseguimos al andar

Tu aliento de mujer
Tu beso y tu pasión
Rellenan en mi ser
Mis ansías y amor

Y porque eres así
Te quiero siempre más
Con tu más duro error
Con tu más cruel sabor
Callada
Pero sincera
Cual primavera
Que no oculta su color

Serena
Borras mi pena
Y en mi faena
Encuentro siempre tu canción

Elemental mujer
No necesito más
Que tu profundo ser
Y poder respirar

Para cantar y ser
Un hombre que además
Luche por la verdad
Y por la libertad
Tu mano
Como la mía
Junto a la mía
Busca siempre la igualdad

Tu cuerpo
Como un amigo
Tengo su abrigo
Y junto todo me lo da

Así te quiero yo
Sencillamente así
Sin más flor que la
Que llevas siempre en ti

Y aunque de vida ya
Nos quede la mitad
Te querré siempre más
Es decir: Te amo

martes, 1 de noviembre de 2011

Fiambre!!!!

Cuidado con el fiambre!
Sobre todo por el precio!

Verduras... casi todas (creo que papa no), cocinadas, curtidas y manchadas todas por el color de la remolacha (betavel); con todos los embutidos conocidos -y algunos desconocidos para mí hasta este día- cortados en trocitos o en tiras largas, mezclado todo. Encima, rodajas de huevo duro, pedazos de pollo, pedazos de pescado, de sardina, de patitas de coche (cuche), algunos espárragos (si se consiguen), elotitos de los que vienen en lata, sueltos por todos lados; queso! fresco y cortado en tiritas, también queso "kraft", aceitunas (mejor si son rellenas de pimiento en lugar de semillas). También queso seco, espolvoreado encima de todo lo demás. Toda esa mezcla se pone encima de algunas hojas de verde lechuga! (este es el toque "gourmet"!). Ah, pero los úlitmos ingredientes (el huevo rodajeado, las tiras de queso, el polvo de queso, las aceitunas, los espárragos, y esas cosas que cambian el color corinto a más clarito, se ponen depués, porque son "adornos" (como si le faltara adornos al plato!). Ahora todo junto en un plato plano (o casi plano, para que no se derrumbe todo aquello...), haciendo un volcán todo el menjurje, se trata de que "se mire bonito".

Es sabroso por partes, porque en realidad hay un montón de sabores en eso, de vegetales, de carne, de lácteos, de sal, de vinagre, de chorizos, de jamones, y alguna pimienta que cuando se mete a la boca sin avisar ¡pica!

Uno no puede (o no debe) pasar el día de los santos sin comer fiambre, porque durante los días posteriores se sentirá mal, vacío, incompleto. Irónicamente, habiendo comido, la misma noche que comió, uno se siente mal, relleno, indigesto, incómodo... pero satisfecho! felíz! sabiendo que comió "su fiambre".

La otra parte, la que yo comentaba al inicio, se traduce a números. No estoy para nada actualizado, pero quizá serán ¿$50.00 por un plato para 4 personas?, ¿lo que sería como Q.100.00 por cabeza. ???? no lo sé, pero no es una comida "accesible", aunque ya dije que es "imprescindible" para estar uno en paz con sus muertos.

El último detalle es un “trabajal” de la chingada, el que precede al momento de disfrutar el delicioso fiambre, y que, para no variar, es trabajo femenino (con algunas excepciones, que no hacen más que confirmar la regla). Una o dos noches antes habrá que pasarlas cortando tiritas de verduras, concinándolas, curtiéndolas y tratando de que llegue todo "a su punto". Unas tres horas haciéndo cola en la salchichonería, para pasar la "lista" de embutidos a la dependiente (porque comprar esos paquetes que ya vienen hechos y se consiguen en "Walmart" no es lo mismo).

Ah! …y bueno, junto al fiambre, bien sea que se prepare (comprando todos los ingredientes) o se compre ya hecho, debe adquirirse también una buena dotación de antiácidos y reguladores estomacales, en dosis suficientes para todas las personas participantes de la ingesta, y para los siguientes tres días. (Le sugiero poner esta "receta" junto a la lista de chorizos, para que pueda hacer estos pequeños gastos a tiempo, y los sume al precio a pagar, por comer fiambre!).


El panteón de mi papá,
en Santo Tomás la Unión,
Suchitepéquez,
un Primero de Noviembre,
como hoy



Hoy es Primero de Noviembre, espero que usted pueda comer un poquito de fiambre, para cumplir con la tradición, para que no le salga muy caro y para que no sufra demasiada indigestión.


"Malaya" pudieramos compartir todavía este poquito de fiambre con don Juan Héctor Mora Ávila, que dejó de comerlo hace 40 años, cuando empezó a descansar eternamente... era mi papá.