Seguro que sí, de cualquier modo, en cualquier comida, cualquier día, a cualquier edad, a cualquier hora. Lo que se me ocurre inmediatamente son las tortillas, los tamalitos, los elotes, el atol, las tostadas, pero no se cuántas formas más hay de comer maíz.
Así, pensando en cuántas comidas está presente el maíz, el nombre de la novela de Miguel Ángel Asturias, Hombres de Maíz (narrativa indígena) adquiere otra dimensión: ¡en realidad estamos hechos de maíz! resulta inevitable entonces, si vivimos en Guatemala, o quizá en Centro América, o mejor decir Meso América (la región geográfica en que habitó la civilización Maya y ahora habitan sus descendientes), estar hechos de maíz. Se dice con tanta facilidad "hombres de maíz", pero pensándolo bien, si el maíz está en nosotros todos los días de nuestra vida, somos en serio "hombres de maíz" y con toda seguridad, también "mujeres de maíz".
El maíz nos sostiene físicamente, nos alimenta, y para muchas familias es lo único que da contenido a aquello llamado "seguridad alimentaria". Incluso puede ser que nos de "cierta identidad". Tan maravilloso es este grano, que ya en el Siglo XXI la ciencia no dejó pasar su valor sin sacarle realmente el jugo y encontró cómo fabricar etanol a partir de él. Por supuesto, la gran empresa estuvo dispuesta a invertir en el asunto. Lo triste es que ya con eso, la gente tiene que competir con los carros para tener acceso al maíz, unos lo buscamos como alimento y otros como gasolina. ¿cuál alcanzará más velocidad para alcanzar los beneficios del maíz?
Pensando en todo eso, sabiéndome parte de esta parte del mundo en que vive "la gente de maíz", tuve siempre la intención de componer y cantar algo sobre esto, pero poniéndome deliberadamente a hacerlo, nunca pasaría, nunca nacería una canción. Eso sí, pasé tiempo (no sé cuánto) incubando la idea, sin que aún tuviera forma de palabras o de notas musicales.
Felizmente, ¡en septiembre de 1999 ocurrió! jugando con la guitarra, sin pensarlo, ya luego de muchos años sin tocar una marimba, empecé a tener la sensación de que sería un "son chapín" la mejor posibilidad de poner estas ideas en una canción. Debo decir que en aquel momento el tema del etanol no era aún noticia, por eso no está en la canción. Pero sí sabía yo desde entonces, que una buena parte de "la gente de maíz" no está siquiera consciente de lo que hay detrás de una tortilla cuando la come, mientras que otra parte de esa misma "gente de maíz", no podría sentirse tranquila si no sabe que habrá aunque sea una tortilla para aliviar su hambre, por lo menos una vez al día.

Eso es el tema de esta canción, que llamé "Oración al Maíz", luego de "robarme" el título del poema "Padre Nuestro Maíz" de Werner Ovalle López (poeta quetzalteco, nacido en Salcajá, 1928-1970, ganador en tres ocasiones de los Juegos Florales de Quetzaltenango), en que me dí cuenta de la necesidad -desde mi punto de vista- de poner a la luz esa doble realidad que vivimos "la gente de maíz": la rural y la urbana.
Algunas veces he cantado este son ante gente de la etnia Kiché y de la etnia Mam, (en Huehuetenango, Quetzaltenango y Sololá, al occidente de Guatemala) y me han hecho saber "suavemente" que el maíz no debe entenderse como "padre" (según dice la canción y anteriormente el poema de Werner Ovalle López), sino como "madre", porque los elementos de la naturaleza que dan vida, tienen género femenino. No sé si de esa manera lo entienden todas las etnias que viven en Meso América.
Acá comparto una grabación "artesanal" hecha en mi casa sobre Oración al Maíz. Todos los instrumentos y sonidos que se escuchan, fueron grabados por mí. Gracias por escucharla.
"Sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz.
Sembrado para negocio es el hambre del hombre que fue hecho de maíz."
Miguel Ángel Asturias
Hombres de maíz
Este es el texto de la canción:
Oración al Maíz (Texto y Música de Otoniel Mora)
14 y 16 de septiembre de 1999
Las seis de la mañana Y por la montaña El Sol va naciendo Y el camino sabe Que el hombre ya Se fue pa’ la siembra La mujer se ha quedado Pa’ desgranar sabia La molienda Pa’ que los chirices Puedan reír Con su panza llena A la hora que el sol Alcanza a llenar Con su luz la siembra El hombre la riega Con su sudor Y con su paciencia Y espera que la lluvia Caiga abundante Sobre la tierra Pa’ que los maizales Nos den felices La gran cosecha Padre nuestro Maíz Alimentános Padre nuestro Maíz Seguí creciendo Por si los nuevos tiempos Que nos esperan No son muy buenos | La ciudad se despierta y la prisa corre de madrugada y la gente camina con su mirada apenas abierta y las calles ya saben que en la ciudad pocos se molestan en sembrar un poquito de identidad por nuestra cosecha a la hora que el Sol alcanza a pasar por los monumentos la ciudad se calienta y así transforma los pensamientos las luces y el cemento nos hacen creer que estamos creciendo pero los maizales dicen que los estamos perdiendo Padre nuestro Maíz Alimentános Padre nuestro Maíz en vos creemos para que nuestra historia no cambie si no es lo que queremos |