De reojo... una mirada al pasado y me parece poco tiempo.
Una migaja, si pienso en la edad de la humanidad!
Pero puchica!
Se trata de toda mi vida!
Todo lo que he vivido, lo bueno, lo malo, lo oscuro, lo sano, lo digno, lo pobre, lo vergonzoso, lo claro, lo absurdo, lo respetable, lo amargo, lo dulce, lo tierno, lo jugoso, lo cálido, lo frío, lo terrible, lo amable, lo eterno, lo increíble, lo temible, lo cierto y lo falso, lo enorme y lo mínimo, lo máximo y lo pequeño, lo inolvidable, lo secreto, lo mío, lo ajeno, lo estúpido, lo valiente, lo tímido, lo tenaz, lo querido, lo temido, lo que quiero olvidar, lo que me sigue, lo que me atormenta, lo que me ignora, lo que me sabe, lo que me llora, lo que me grita, lo que me escucha, lo angustioso, lo que me empuja, lo que me golpea, lo que me olvida, lo que fué y lo que no... todo, todo, todo, está ahí, en mi pasado, en esos 50 años que terminaron ayer...
... y parece nada!
Parece nada, pero hoy soy lo que hoy por todo lo que he sido, por todo lo que he hecho y por todo lo que no. Este aparente juego de palabras encierra el cimiento de mi presente.
Sin esos 50 años vividos, el día de hoy sería nada para mí!
50 años, ó 10 lustros, ó 5 décadas, ó 18,263 días...
Aquel día viernes, a la mitad del octubre del año 1,965, que yo no recuerdo, aunque lo haya visto y me haya impactado con su luz y con el llanto y la alegría de mi madre, fué el momento en que inició todo esto para mí.
Bueno... quiero decir, respirando por mis pulmones, sintiendo el frío por mi propia piel, llorando por mí mismo sin saber qué era eso y sin saber para qué... porque la unión de mi madre y mi padre hicieron que esto empezara antes, cuando mi conciencia era nula, o por lo menos mi memoria era incapaz de guardar el más mínimo dato para traerlo hasta hoy. (Quizá guardó lo más importante, para que mi propio organismo fuera aprendiendo y ajustándose, y para evitar que mi cuerpo tuviera que empezar de cero cada nuevo día... quizá guardo esas cosas tan importantes, para asegurar mi vida desde lo más básico, pero no alguna que yo pueda recordar hoy en mi conciencia despierta...).
Cuánto ha pasado desde aquel día!
Tantas cosas logradas... tantas otras perdidas.
Tantos proyectos incumplidos, tantos logros por azar!
Tantos buenos planes con buenos resultados!
Tanto esfuerzo bien recompensado por la vida misma.
Tantas risas bien ganadas, tanto llanto inmerecido...
Tanto dolor, conscientemente merecido...
Y tantas lágrimas disimuladas, acompañando tristezas o alegrías. Pero disimuladas para no provocar más de "lo debido".
Pero lo grande al final del tiempo, en el momento de hacer cuentas, es percatarse de que todo eso va conmigo siempre, inevitablemente. Igual que su pasado va con usted, moldeando su presente y quizá condicionando su futuro. Y cada cosa salta y da un paso al frente cuando su momento llega, en forma de recuerdo, de pesadilla, de alegría, de tristeza o incluso de culpa... El pasado no se fué, no quedó en algún lugar, es parte del equipaje personal, del mío y del de cada cual... Allí estará a la vista para que las cuentas de cada quien resulten siempre exactas... o no, como a veces pasa...
Por eso, para terminar, un consejo: cuando usted haga cuentas y descubra que las cosas no cuadran, que algo le falta o que algo le deben, no le cobre a su presente! no le cobre a quien le sonría hoy! las deudas del pasado deben arreglarse con el pasado. Y si ya no está presente su deudor, olvide el saldo. De verdad olvídelo, porque cobrarlo hoy, a la persona equivocada, romperá con su presente. Llenará de amargura a alguien y terminará llenando con tristeza y dolor, el espacio que usted guardaba para las sonrisas y la alegría. No le cobre al presente las deudas del pasado...
Así quiero empezar esta nueva parte de mi vida...
Salú!
Bueno... quiero decir, respirando por mis pulmones, sintiendo el frío por mi propia piel, llorando por mí mismo sin saber qué era eso y sin saber para qué... porque la unión de mi madre y mi padre hicieron que esto empezara antes, cuando mi conciencia era nula, o por lo menos mi memoria era incapaz de guardar el más mínimo dato para traerlo hasta hoy. (Quizá guardó lo más importante, para que mi propio organismo fuera aprendiendo y ajustándose, y para evitar que mi cuerpo tuviera que empezar de cero cada nuevo día... quizá guardo esas cosas tan importantes, para asegurar mi vida desde lo más básico, pero no alguna que yo pueda recordar hoy en mi conciencia despierta...).
Cuánto ha pasado desde aquel día!
La "selfie" de mis 50 |
Tantos proyectos incumplidos, tantos logros por azar!
Tantos buenos planes con buenos resultados!
Tanto esfuerzo bien recompensado por la vida misma.
Tantas risas bien ganadas, tanto llanto inmerecido...
Tanto dolor, conscientemente merecido...
Y tantas lágrimas disimuladas, acompañando tristezas o alegrías. Pero disimuladas para no provocar más de "lo debido".
Pero lo grande al final del tiempo, en el momento de hacer cuentas, es percatarse de que todo eso va conmigo siempre, inevitablemente. Igual que su pasado va con usted, moldeando su presente y quizá condicionando su futuro. Y cada cosa salta y da un paso al frente cuando su momento llega, en forma de recuerdo, de pesadilla, de alegría, de tristeza o incluso de culpa... El pasado no se fué, no quedó en algún lugar, es parte del equipaje personal, del mío y del de cada cual... Allí estará a la vista para que las cuentas de cada quien resulten siempre exactas... o no, como a veces pasa...
Por eso, para terminar, un consejo: cuando usted haga cuentas y descubra que las cosas no cuadran, que algo le falta o que algo le deben, no le cobre a su presente! no le cobre a quien le sonría hoy! las deudas del pasado deben arreglarse con el pasado. Y si ya no está presente su deudor, olvide el saldo. De verdad olvídelo, porque cobrarlo hoy, a la persona equivocada, romperá con su presente. Llenará de amargura a alguien y terminará llenando con tristeza y dolor, el espacio que usted guardaba para las sonrisas y la alegría. No le cobre al presente las deudas del pasado...
Así quiero empezar esta nueva parte de mi vida...
Salú!
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