domingo, 16 de octubre de 2011

Las cosas sobre la mesa...

Hace un par de noches empecé a escribir esta bitácora y creo que vale la pena poner varias cosas sobre la mesa desde el inicio, para que las que vengan después puedan entenderse "facilmente". Así que quiero poner a la vista un poco de mi historia personal en "los asuntos de la música y las canciones".

En julio del 2008, una revista local de Xela, llamada "Metrópoli Altense" (de la Ciudad de Los Altos, aunque acá vivamos un montón de chaparritos), publicó sobre mí un pequeño artículo (que aparece en la imágen de la derecha), escrito en primera persona  y que para no hacerle difícil la lectura, reescribo literalmente a continuación, con la intención de tener un "punto de partida" o un "marco de referencia" sobre las cosas que pretendo compartir en posteriores apuntes.

Acá lo que dice el artículo:

Arte
OTTO MORA
músico quetzalteco
Otoniel Mora Herwig

El día 15 de octubre de 1965, un día viernes, nací en Santo Tomás La Unión, Suchitepéquez, pero desde los dos años vivo en Xela. Así que soy venado de nacimiento y chivo por convicción.

Las primeras notas musicales que provocaron mi atención nacieron de instrumentos prestados: una "colombina", una "clarina" (instrumentos de juguete que alguien tuvo cerca de mí). Seguramente yo tenía menos de 10 años, porque recuerdo que a los 11 un vecino que tocaba en una iglesia evangélica me prestó su guitarra y un método de "auto-aprendizaje" (creo que con la intención de que yo asistiera a la iglesia, pero en realidad desde entonces y hasta ahora, soy poco religioso).

La guitarra prestada fué mi compañera de aprendizaje, quizá durante un año y cada tarde de sus 365 días. Después tuve que devolverla y se quedó truncado ese camino. Pero mi mamá, que era sensible a mi interés, viajó conmigo a Huehuetenango, en busca de una guitarra (que las de allá tenían fama), y regresamos con una de ellas, artesanal, de madera casi blanca, y buena, para lo que se pudo tener.  Esa guitarra se quedó conmigo unos meses y luego la vendí, para buscar otra mejor. Yo tendría entonces 15 años talvez.

Antes de esa edad pude encontrarme también con la marimba, en la Escuela San Juan Bosco, aunque por poco tiempo. Después tuve la oportunidad de estudiar y tocar marimba en la Escuela de Agrigultura, Bárcena, Villa Nueva, con lo que después pude incorporarme a la Marimba Ideal de Quetzaltenango, donde participé alrededor de 2 o 3 años.

En ese mismo tiempo (teniendo alrededor de 17 años) estudié música formalmente (por primera vez), como había querido siempre. Fué en la Escuela de Música Jesús Castillo de Xela (ahora Conservatorio de Música). Unos meses antes, con Fernando López (cantautor quetzalteco que no sé dónde anda) probamos suerte en el Conservatorio Nacional de Música (era 1983). Ganamos el examen de admisión y también una bolsa de estudio de Q.40.00 al mes (que no alcanzaba para casi nada), entonces yo no fuí a estudiar a Guate, solamente lo hizo Fernando.

Luego de eso se dió la oportunidad de formar un grupo de música andina, que siempre me gustó. Lo hicimos con Fernando Juárez y Herny López, se llamó Caudal (por un poema de Miguel Ángel Asturias que Fernando López había musicalizado). De este grupo se dió la posibilidad de pasar a los Kenchas, otro grupo de música latinoamericana que recién se había formado también.

En los Kenchas estuve 10 años. Grabamos 4 discos (Altiplánico, Llanuras, Escenario y Canto de la Calle). Con los Kenchas pude grabar varias de mis canciones que fueron hechas antes de estar en el grupo: Elemental, Hojarasca, Canto de la Calle, Te Propongo Cantar, y quedaron varias sin grabar.

La cosa de hacer cancioes empezó desde que empecé con la guitarra, después de la primera de ellas, cuando ya podía jugar un poco con los acordes, y a lo largo de los años han podido nacer y acompañarme durante todo este tiempo varias "compañeras", que disfruto cantando cada vez que hay una oportunidad.

Después de los Kenchas, de los que me aparté por falta de tiempo para seguir el trabajo, pude actuar con diferentes grupos temporalmente (Jazzúcar, Caudal, Tumbao) haciendo música de diferentes géneros.

Después de todo y viendo el inicio de esta historia, la música que más me interesa es la que logra trasladar ideas y contenidos interesantes y que puedan ser útiles. Por eso me ha dado por escribir canciones, que no pretenden más que poner a la vista algunas cosas y situaciones que no debieran pasar por alto, como la vida de la niñez en la calle, el trato que se da a los viejos, las cosas cotidianas que nos afectan, las esperanzas que nos mueven y también alguna que otra historia que tiene que ver con el amor, entendido como una de las fuerzas que mueve al mundo.

En la actualidad canto solo y cada vez que se puede con Altibajos, mis amigos músicos que han aceptado compartir mi música y la música que me gusta. Son algunos otros locos dispuestos a conllevar la carga de la música o ser cargados por ella.

Algunas personas me han preguntado por qué no canto solamente canciones hechas por mí. Pues... no lo creo necesario, además, hay tantas canciones hermosas y con tanta fuerza (que a mí me hubiera gustado componer) que no veo por qué privarme de la profunda satisfacción de cantarlas, por eso canto canciones de Silvio Rodríguez, de Joan Manuel Serrat, de Pablo Milanés, de Fito Páez, de lo que canta Mercedes Sosa, de Ismaél Serrano, de Joaquín Sabina, de Aute, y de otro montón de gente, que generalmente es poco conocida, por eso de hacer canciones que no están destinadas al mercado, sino a la gente. Al final, el mercado le ha hecho mucho daño al arte, cuando algunos artistas se dedican a lucrar con el arte y pierden su esencia de comunicación y estética.

Me siento una persona afortunada al poder dedicarme parcialmente y cada vez que la vida me lo permite, a la música, sobre todo a la cancón, y de tener muchas oportunidades de comunicarme con la gente a través de ella y lograr la complicidad de cantar algunas veces juntos, a gritos o chillidos, aquellas canciones que nos unen por instantes inolvidables. Un abrazo para toda la gente que vive la música como yo.

Julio 2008. Metrópoli Altense. Pág. 11

Ah! me olvidaba... como mi nombre es Otoniel, la gente me dice Otto, porque les resulta más barato...

1 comentario:

  1. Ya puesta la primera sobre la mesa, seguiré siendo la cómplice de la segunda...

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