domingo, 30 de octubre de 2011

Réquiem por Ernesto Capuano Del Vecchio

"Ernesto Capuano falleció en la ciudad de México, el 6 de mayo del 2008. Murió  como vivió, sencillo, modesto y pobre, congruente y vertical hasta el fin de su vida." http://www.ernestocapuano.info/index.php?cmd=blog&post=32 

Después de esta triste noticia, se gestó la repatriación de las cenizas de Ernesto Capuano Del Vecchio a la ciudad de Quetzaltenango, el 21 de noviembre del mismo año 2008. Don Guayo Ordóñez, Profesor Universitario, como parte del grupo de personas que organizaron el proceso de repatriación, me invitó a participar en dos homenajes que se realizarían en dicha fecha, uno en la Municipalidad de Quetzaltenango (por la mañana) y otro en el Centro Universitario de Occidente (por la tarde), proponiéndome cantar algunas canciones. Accedí, por supuesto, solicitándo información sobre la vida de Ernesto Capuano, con el fin de encontrar las canciones más apropiadas para el momento. Recibí la información que incluyo más abajo, y tuve la suerte de encontrarme al leerla, con la posibilidad de escribir una canción que pudiera entregar -cantando- en aquel momento.

La noche previa a los homenajes, cuando la delegación de guatemaltecos que viajaban de México, trayendo las cenizas a Quetzaltenango, llegaba a esta ciudad, les dí a conocer lo que había logrado y solicité su aprobación para cantar "Réquiem por Ernesto Capuano" al día siguiente, con lo que estuvieron de acuerdo.

A continuación comparto toda la información que recibí sobre Ernesto Capuano y luego presento el texto del "Réquiem" que escribí, así como un video "artesanal", con el que se puede escuchar la canción.

E R N E S T O   C A P U A N O
¡ Un guatemalteco íntegro y ejemplar !

Ernesto Capuano del Vecchio nació el 20 de noviembre de 1914, en la ciudad de Quetzaltenango, en el seno de una familia acomodada dedicada a la agricultura.  Cursó estudios primarios en esta ciudad, en donde fue compañero de escuela del futuro coronel Jacobo Arbenz Guzmán, quien sería miembro de la Junta Revolucionaria y el segundo presidente del régimen democrático surgido a partir de la Revolución del 20 de Octubre de 1944.
           
Siendo apenas adolescente empezó a vincularse con las ideas socialistas. A los 14 años ya era lector atento de El Capital y mantenía relación con Jacobo Sánchez y Humberto Molina, intelectuales de ideas marxistas. También se relacionó con los organizadores del Partido Comunista de Centroamérica, sección Guatemala, después Partido Comunista de Guatemala, el primero de su tipo en el país.  Este partido tuvo una vida de aproximadamente 10 años, que concluyeron con las redadas y fusilamientos de 1932, que organizó el dictador Jorge Ubico. Entonces fueron asesinados Juan Pablo Wainright y posteriormente Bernardo Gaitán, al tiempo que eran encarcelados durante más de 12 años Antonio Obando Sánchez, Juan Luis Chihuichón, Luis Villagrán y otros más.

Para aquel entonces Ernesto Capuano se encontraba terminando el bachillerato y poco tiempo después ingresaría a la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos, donde concluyó sus estudios, pero no llegó a graduarse debido a la persecución ubiquista.  En 1938, viajó a la Ciudad de México para participar en el Congreso Mundial Antifascista  pero ya no pudo regresar a su patria, impedido por la dictadura. Desde aquel momento, estableció una relación amistosa que duraría toda la vida con el dirigente sindical y socialista Vicente Lombardo Toledano, fundador de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y del Partido Popular, después Partido Popular Socialista (PPS).

La dirección del PPS siempre le tuvo  gran estimación y respeto a su valía intelectual y moral. Le tocó vivir la expropiación petrolera decretada por el presidente Lázaro Cárdenas el 18 de marzo de 1938, y la profundización de la reforma agraria, ambos pilares de la Revolución Mexicana. Concluyó sus estudios de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo que le permitió ganarse la vida como litigante y dedicarse a la empresa de toda su vida: apoyar y participar en el cambio social.

Cuando el dictador Ubico fue derrocado en 1944, al igual que otros exiliados como Luis Cardoza y Aragón, Alfonso Solórzano, Juan José Arévalo, Miguel García Granados y Clemente Marroquín Rojas, Ernesto Capuano regresó a Guatemala y se integró en una efímera organización socialista llamada Vanguardia Nacional.

A fines de los años cuarenta conoció a la que después sería su esposa, Carmen García Zepeda, conocida cariñosamente como Carmelita por sus amigos, originaria de Coahuila, con quien se casó en 1951 y lo acompañó a vivir a Guatemala.  Durante el período de la revolución de octubre, fue militante y Secretario de Asuntos Agrarios del Partido de Acción Revolucionaria (PAR) y después del Partido de la Revolución Guatemalteca (PRG) y contribuyó al avance del proyecto revolucionario participando en diversas iniciativas. Entre ellas, difundiendo los planteamientos de la economía política, que son esenciales para interpretar la realidad económico-social con base en el materialismo dialéctico.

Contribuyó a la concepción de lo que después sería el Decreto 900: Ley de la Reforma Agraria. Además, fue Jefe del Departamento Agrario Nacional (DAN) y al momento de ser derrocado Arbenz, era Director del Banco Agrario.  Luego de la intervención Estadounidense y el triunfo de la Contrarrevolución en 1954, obtuvo asilo diplomático en México, país donde vivió desde entonces trabajando como abogado para ganarse el sustento diario y, sobre todo, participando de diversas maneras a favor de la izquierda y la revolución en América Latina.

Fue exiliado defensor de exiliados del continente. En México comenzaría otra etapa en su vida de abogado y revolucionario. Se convirtió en gestor solidario ante la Secretaría de Gobernación de los asuntos de todos los exiliados guatemaltecos y posteriormente de los asilados y emigrados de Centro América y de toda América Latina y el Caribe. Se calculan en varios miles los casos que  resolvió ante dicha Secretaría y por los cuales nunca cobró un solo centavo.   Ernesto Capuano fue apoderado para distintos aspectos jurídicos del también exiliado Jacobo Arbenz Guzmán, ex presidente guatemalteco durante el período de la Revolución de Octubre. 

Carmelita también fue solidaria en las gestiones hechas a favor de los asilados, al tiempo que la residencia familiar en Bucareli, una de las avenidas importantes de la Ciudad de México, un departamento construido allá por los años de 1905, le servía para desarrollar su inmensa y meritoria labor altruista. A la muerte de Carmelita, en 1996, su ahijada, doña Irma Checa, que vivía con ellos desde 1992, siguió en la casa apoyándolo y asumiendo su cuidado, pese a que conforme avanzó su edad aumentaban las exigencias y las atenciones por él requeridas.

Desde muy pronto, la alta política mexicana aquilató la generosidad de Ernesto Capuano. Así, entonces, el presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) ordenó que se le diera toda la ayuda posible en sus gestiones a favor de los desterrados, sentando las bases para su fructífera labor durante varias décadas.

Para  el segundo lustro de los años cincuenta, Capuano había ingresado al Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), siendo su tarea principal la ayuda solidaria realizada a favor de los exiliados guatemaltecos y de cualquier otro país. Su convicción ideológica se integró, así, con su enorme condición humana y lo marcó para siempre.

Con el nuevo ascenso del movimiento revolucionario en los años 80, elevó su participación en la lucha, mantuvo siempre una posición honesta y de respeto irrestricto a su ideario revolucionario. 

Una de sus ideas centrales es que la izquierda guatemalteca en particular y la oposición en general deben unificarse y supeditar a ese objetivo cualquier sectarismo e interés personal o de grupo, pues estaba convencido, que esa unidad es esencial para el avance de las fuerzas opositoras a las dictaduras que hemos sufrido a lo largo de nuestra historia y los regímenes antidemocráticos que sacrifican el futuro del país y de su pueblo enarbolando la bandera del neoliberalismo y la globalización que encabezan las empresas transnacionales.

Capuano fue  siempre un hombre íntegro y coherente con sus principios e ideales. Por eso, no fueron pocas las veces que el poder lo buscó para congraciarse con él y lucir tal acercamiento como un trofeo inestimable. En 2001, el gobierno de Alfonso Portillo, a través de su embajada en México le ofreció la Orden del Quetzal, pero, Ernesto Capuano la rechazó por un mínimo de congruencia consigo mismo, pese a que incluía un estipendio mensual nada despreciable para quien no tiene ingresos fijos y se encontraba ya en el ocaso de su vida.

Igual rechazó la posibilidad de que como un reconocimiento a su enorme labor gratuita, se le gestionara ante el Gobierno de Guatemala una pensión vitalicia. En ambos casos expresó que pensando cómo pensaba, mal podría aceptar la ayuda de un gobierno neoliberal poco o nada preocupado por el futuro del pueblo de Guatemala.

Capuano caminó en su vida haciendo todo lo que pudo por los demás, sin esperar nunca nada a cambio. Acaso por ello no hubo amargura alguna en su corazón, pese a que las decenas de personas que antes lo buscaban para un trámite o para que les resolviera un problema legal ya no lo visitaban o regresaron a sus países.  Así las cosas, Ernesto Capuano del Vecchio vivió en México con una gran modestia y una gran dignidad, si bien su mente y su corazón no se separó nunca de su querida Guatemala.

En el XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS), celebrado en la Antigua Guatemala en noviembre de 2001, la Universidad de San Carlos y los congresistas le rindieron un homenaje que Capuano agradeció infinitamente y que guardó en su memoria como uno de los tesoros más apreciados. En ese entonces, se llegó a pensar que la Universidad de San Carlos, podría darle alguna ayuda para que escribiera análisis históricos, lo cual no fue posible.

Una caída sufrida el 23 de abril del 2008 lo dejó postrado, con grandes dolores, sufrimiento que su anciano cuerpo a la postre no pudo resistir. Falleció en la ciudad de México 6 de mayo del 2008.  Ernesto  Capuano murió  como vivió, sencillo, modesto y pobre, congruente y vertical hasta el fin de su vida.  Al igual como ha ocurrido con otros guatemaltecos, la muerte de Ernesto Capuano fuera de su patria, es una muestra más, de que la verdad y la justicia aun están ausentes de Guatemala.

El Centro Universitario de Occidente de la Universidad de San Carlos, contribuye modestamente a reconocer el alto valor de Ernesto Capuano,  quezalteco progresista que con el ejemplo de su vida, deja muchas enseñanzas a los universitarios del Occidente de Guatemala e invita a las nuevas generaciones de universitarios y a la población en general a conocer su historia y la de muchos quetzaltecos y occidentales que a lo largo del siglo veinte, aportaron su esfuerzo y su ejemplo para una mejor Guatemala.

El texto del "Réquiem" es el siguiente:
  
"Réquiem por Ernesto Capuano Del Vecchio"
Otoniel Mora. Xela, 18-19 de noviembre del 2008

Otoniel Mora cantando
"Réquiem por Ernesto Capuano"
en el homenaje del día 21-11-08,
en la Municipalidad de Quetzaltenango.
Este hombre caminó
Siempre derecho
Para él la humanidad
Era el destino de sus hechos

El sitio en que nació
Lo vió marcharse
Porque su integridad 
Lo hizo enemigo de agacharse

En hermano país
Hizo trinchera
Por lograr que el maíz
Alimente a su gente entera

Llevaba en su visión
La primavera
Poniendo el corazón
Para romper toda frontera

Por recordar lo que la historia olvida
Existe la memoria popular
Que sabe que Ernesto con su vida
Siempre fué luchando
Siempre fué luchando
En busca de nuestra libertad

Este hombre fue abogado                     Este hombre representa
En el destierro                                      La esperanza
De muchos otros más                           La paz y la hermandad
Que como él, se fueron lejos                 Que necesita Guatemala

Cada vez que el rostro                          En el frío que nos deja
De un migrante                                    Su ausencia
Parecía no dar más,                              Nos toca recordar
Todo arriesgó por levantarle                  Para aprender de su grandeza

Este hombre no olvidó                          Este hombre no vendió
Que aquí en su tierra                             Nunca su esencia
No se alcanza la paz                             Ningún mercado vió
Aunque no tengamos más guerra          Que él doblegara su presencia

Se ocupó de la tierra                            Y trabajó sin pausa
Y de la idea                                          Y con cordura
Que cuando damos más                       Por eso su tesón
Las mentes vencen a la guerra              Fue siempre toda su armadura

Por recordar lo que la historia olvida     Este hombre que hoy
Existe la memoria popular                    Nos toca la memoria
Que sabe que Ernesto con su vida        En esta tierra acostumbrada
Siempre fué luchando                          A olvidar
Siempre fué luchando                          No debe quedar fuera
En busca de nuestra libertad                 De la historia
                                                          En esta tierra acostumbrada
                                                          A llorar

Este hombre caminó
Siempre derecho
Fue todo humanidad
Ernesto Capuano Del Vecchio 

 

3 comentarios:

  1. muchas de las personas que han participado en las luchas para un cambio social son olvidados, o no son reconocidos, por la falta de información. gracias por compartir esta documentacion.

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  2. Así es Isabel, hay muchas cosas valiosas que se han olvidado.
    La historia nunca es completa, porque la escribe solo un lado, un punto de vista. El otro lado puede olvidarse, si nadie se ocupa de recordarlo. La historia es injusta en ese sentido.
    Gracias por su comentario.

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  3. el Lic. Capuano de alguna manera salvo la vida de mi padre en el exilio mexicano. Mi afecto eterno a su persona.Nat

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