miércoles, 27 de agosto de 2014

Un profeta musical.



 La última nota que escribí para este "mi blog" tiene fecha 2 de diciembre del 2013!
Han pasado 8 o 9 meses desde eso...

Lo cotidiano me ha arrastrado, lo inmediato, lo urgente, lo que hay que hacer ahora! 
... y como mucha gente fuí dejando lo mío para después... lo importante, lo que me llena, lo que me hace sentir bien.
Sé que es momento de volver a escribir. En realidad lo he sabido desde hace ratos y lo he ignorado...
y eso tendría que justificarlo otra vez diciendo que "lo cotidiano me ha arrastrado, lo inmediato, ..."

Así que bueno... no voy a escribir ahora, porque cada vez que lo he hecho he madurado mucho las ideas de lo que aparecerá en este blog. Aún cuando algunas cosas pudieran parecer improvisadas, no es así. Cada cosa ha sido madurada en mi mente, hasta que yo sienta que está lista. Por eso no escribo más por ahora, ya que no tengo las condiciones para hacerlo "y no he madurado nada"...  me aprovecho entonces de alguien más que escribe, y también del derecho que me da "ser el dueño" de este blog, para publicar lo que yo mismo decida... 

Así, me permito publicar este texto que Hugo Gordillo (mi amigo Hugo Gordillo) ha escrito sobre mí.

... y aquí esta!


Un profeta musical. Por Hugo Gordillo


Lo conocí en Casa No´j durante una de sus presentaciones. Disponía de los pertrechos electrónicos: bocinas, ecualizador, cables, micrófono y hasta un equipo de grabación. Se armó de la guitarra y comenzó a afinar. Alguien me pasó media botella de ron y me pidió que le sirviera un trago al músico para que afinara la voz. Yo creo que también se le afina el alma. ¿De qué tamaño el trago? Grande, porque se miraba grande desde lejos y se escuchaba grande desde cualquier parte. Cuando le dejé el vaso a un costado asintió con la cabeza, como reverencia por todo lo que ha recibido, especialmente el talento de la música. 

Esa noche, Otto Mora nos deleitó con trova propia y de trovadores universales. Le serví el segundo trago, igual de grande, y le aflojó la lengua. Empezó a hablar entre canción y canción. Terminó el concierto. Era el invierno de 2012. Desde entonces solo una vez lo he visto sin guitarra. Quizás la llevaba en el carro. Un día que viajó a la capital por cuestiones de trabajo, pasó a mi apartamento. Llevaba la bendita guitarra. Le hablé de fusionar mis cuentos brevísimos con su música y sus canciones. Me dio el sí después de leer lo que se convirtió en mi libro “Breves de Gordillo”.

  Durante el verano de 2013 ensayamos en “La Casita” de Erica Cacao. Al principio escogiendo cuentos que empalmaran con la música y las canciones. Después, ensayando con un “script.” Pero Otto Mora no estaba conforme, llamó a Gabriel Rodríguez, uno de sus altibajos, para que nos acompañara con la percusión. Así parimos “Canción Contada”. El espectáculo lo presentamos en abril, para variar, en Casa No´j. 

Estos dos años me han servido para conocer a Otto Mora como persona, profesional y músico, así como algo de su historia. Lo que más me impresiona es que a pesar del trabajo y las responsabilidades familiares, siempre tiene tiempo para tocar, que no es solo sentarse frente a un público, acariciar la guitarra y soltar los pulmones y el sentimiento. También es cargar los instrumentos al carro, descargarlos en el lugar de la presentación, conectar los instrumentos con un montón de cables y, al final, cargar nuevamente con el arsenal para su casa, como la cenicienta, a eso de la media noche. Todo con una sonrisa de utilero bien pagado. Por si fuera poco, reproduce las grabaciones de sus conciertos en discos compactos y crea canciones o musicaliza poemas de escritores amigos. 


Por algo nació entre el rabo de la semana laboral y el banderazo de salida del fin de semana. Desde niño empezó a rascarle las cuerdas a una Colombina de juguete y, después, a una guitarra prestada. Finalmente tuvo su propia guitarra. Estudió música en la Escuela Jesús Castillo y se volvió marimbero hasta que aterrizó en la Ideal de Xela. Dicen que ganó beca para el Conservatorio Nacional, pero no se fue. Integró grupos de música andina, latinoamericana y otros géneros. Anda tocando canciones propias y ajenas. Dicen que la próxima semana le dedicarán un Festival de Poesía. 


Yo lo único que sé es que cuando uno escucha algo de su cosecha, como Elemental o Canto de la Calle, no queda duda de que con guitarra en mano, Otto Mora es un profeta que nos anuncia que lo último que se escuchará al final de los tiempos será una nota musical. Escuchémoslo ahora o lamentémoslo para siempre.

Foto de julio del 2014
Foto de julio del 2014, en Plazuela San Antonio de Xela, tomada por Enrique Zabaleta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario