viernes, 12 de septiembre de 2014

Datos Biográficos...



Durante el "V Festival de Poesía Guatemalteca" organizado por el Club de Poesía "Casa los Altos" de Quetzaltenango, realizado del 4 al 7 de septiembre del 2014, amablamente dedicado a mi persona, fueron presentados por dicho Club, los siguientes datos biográficos sobre mi. Los comparto a continuación:
 
Otoniel Mora

 Cantautor



En las cercanías del Puente de los Chocoyos, Xela. Fotógrafo: Enrique Zabaleta.

Llevar la etiqueta de “cantautor” es un asunto que tiene cosas a favor y cosas en contrapero en realidad es cuestión que a muy poca gente preocupa.

Otoniel Mora se echó a cargar con eso de “cantautor desde hace varios años, cuando se dio cuenta en algún momento de que hacer canciones era “cosa seria pero que podía satisfacer esa necesidad de expresión y comunicación que venía viviendo, sin saber exactamente de qué se trataba.

Así se fue convirtiendo en una de esas pocas personas a quienes les preocupa este asunto (¡Con la esperanza de que ese número fuera creciendo!), pero a decir  verdad, sin conocern la pomposa etiqueta “cantautor”.


Fue quizá alrededor de sus 15 o 16 años cuando empezó en eso de hacer canciones (y eso significa más o  menos el  o  1980), después de  haberse pasado lastimando las uñas y haciéndose callos en los dedos desde los once años, al tratar de entenderse con una guitarra.

Otoniel Mora es un quetzalteco nacido en Santo Tomás La Unión, Suchitepéquez, el viernes 15 de octubre de 1965. Por eso es venadopor nacimiento y “chivo por convicción.

De niño tuvo contacto con instrumentos musicales de juguete, que conseguía prestados: una "colombina", una "clarina", una armónica. Pero su pasión nació cuando un vecino le presuna guitarra de verdad y un método de "auto- aprendizaje". De aquel momento hasta hoy, pocas veces ha estado alejado de la guitarra, que le acompaña, no solo en las canciones sino en la vida.

Su maDoña Hilda, que hoy tiene 91 años- via con él a Huehuetenango, en busca de la que sería su primera guitarra propia. Allá conoció a su primera compañera, artesanal, de madera casi blanca

Antes de aquello había conocido la marimba, en la Escuela San Juan Bosco, y eso le había despertado también el apetito por conocer más de la música y alguna vez poder encontrarse a sí mismo con la música en las manos.

Volver a encontrar a sus 15 o 16 años a un amigo de la niñez el también cantautor Fernando López- fue el punto de partida para también encontrarse con la posibilidad de hacer canciones El intercambio de aquello que sabían hacer con la guitarra les provocaba el interés por hallar otras ideas, notas nuevas, melodías que no se hubieran escuchado, pero sobre todo, cosas qué decir cantando.



Eran tiempos difíciles en Guatemala. No vivíamos en paz. El conflicto armado era real. Eso hacía también que se sintiera la necesidad de hablar de aquello en las canciones



La vida le llevó entonces a la Escuela Central de Agricultura –Bárcenas, Villa Nueva- donde además de formarse como agrónomo, se hizo también marimbista. (Por supuesto, cargando también con la guitarra). Eso le permitió después pagarse los primeros tiempos de universidad, trabajando de marimbista por un par de años con la Marimba Ideal de Quetzaltenango (la de Domingo Bethancourt), lo que también amplió su horizonte musical” -pues la marimba tiene muchas virtudes para el aprendizaje de la música-, además de todo el orgullo que nos da, sabndonos guatemaltecos.



Alrededor de 17 años se apuntó al estudio académico de la música en la Escuela “Jesús Castillo de Xela (ahora Conservatorio de Música), y recuerda que asistió a sus estudios 17 días como consecuencia hoy día no es un músico académico, sino un músico autodidacta que se dedica a hacer sus propias canciones y las canta es decir, un “cantautor”.



Con Fernando López probaron suerte también en el Conservatorio Nacional de Música (en 1983), ganando el examen de admisión y también una bolsa de estudio de Q.40.00 al mes (que no alcanzaba para mucho). Fernando López se fue a estudiar al Conservatorio y Otoniel Mora se quedó en Xela, para estudiar en la Universidad y cargar por su cuenta con su carga musical.



Años después se fue involucrando con amigos en diferentes grupos de música, por ejemplo el grupo Caudal, con Fernando Juárez y Henry López (El grupo se lla Caudal por un poema de Miguel Ángel Asturias que Fernando López había musicalizado).

De este grupo se dio la posibilidad de pasar a los Kenchas, (más o menos en 1990). Kenchas era otro grupo  de  música  latinoamericana que  recién  se había formado con los hermanos Edson, Danilo y Gabriel Rodríguez, además de Fernando Jrez (después se incorporó Kevin Escobar).

En los Kenchas estuvo 10 años, en los que hicieron 4 grabaciones (las primeras 3 en kct y la 4ª. en disco compacto, cuando la tecnología dio ese paso). Aquellas grabaciones se llamaron: Altiplánico, Llanuras,  Escenario y Canto de la Calle, y en ellas pudo grabar varias de sus canciones que fueron escritas   antes   de   aquella   época:   Elemental, Hojarasca, Canto de la Calle y Te Propongo Cantar.

Confiesa que decidió separarse del Grupo Kenchas porque personalmente sentía mucha necesidad de cantar y  en  el  grupo cantar era  secundario. Lo primero era la música instrumental.



Después de los Kenchas, participó temporalmente en otros grupos musicales como Jazzúcar, Caudal, Tumbao, Trova Tres, haciendo música de diferentes géneros, pero sin resolver su propia necesidad de cantar y cantar sobre todo, sus propias canciones. Así que finalmente, alrededor del o 2,000 empezó a dedicarse “a solasal oficio de cantarhaciéndose acompañar algunas veces por amigos músicos a los que fue considerando parte de sus altibajos musicales” (que al final de cuentas todos los músicos tienen), pero manteniendo como eje de su oficio musical, las canciones, aquellas que logren transmitir ideas y contenidos interesantes y que puedan ser útiles.



Por todo eso, su interés ha sido escribir canciones, que pongan a la vista cosas y situaciones que no debieran pasar por alto, como la vida de la niñez en la calle, el trato que se da a los viejos, las cosas cotidianas que nos afectan, las esperanzas que nos mueven y también alguna que otra historia que tiene que ver con el amor, entendido como una de las fuerzas que mueve al mundo.



Ha escrito canciones de reconocimiento a personajes ilustres de nuestra sociedad como el Lic. Ernesto Capuano Delvechio, eminente abogado quetzalteco que traba en apoyo a la población migrante en México, o a sucesos importantes de nuestra Historia, como “Totonicapán”, en conmemoración y repudio a los hechos de la cumbre de Alaska en el año 2012. También canciones en reconocimiento al trabajo de personas entregadas al servicio y amor a la humanidad, como “Tulin Azul” y canciones sobre leyendas locales como “Xocomil” sobre los vientos fuertes que mueven al Lago de Atitlán por las tardes. No lleva cuenta de cuántas canciones ha hecho, porque al final, eso es menos importante que hacer canciones



Desde el o 2,000 en que se ha dedicado a cantar “por cuenta propia”, lo ha hecho en Quetzaltenango, en diversos cafés y restaurantes, así  como  en  diversas  actividades culturales.  Ha actuado en  la  ciudad de Guatemala (en lugares como La Bodeguita del Centro y Trova Jazz), en Antigua     Guatemala,     en     Totonicapán,   Mazatenango, en Sololá, en Chiapas México, en San Salvador, El Salvador; en Managua, Nicaragua, en las ciudades de Mendoza y San Salvador de Jujuy de Argentina y en la ciudad de Quebec, Cana.



Otoniel Mora se siente una persona afortunada al poder dedicarse en  medio de su  vida familiar y profesional, a  las  canciones de  poder hacerse muchas oportunidades para comunicarse con la gente a través de ellas y de lograr la complicidad de cantar algunas veces juntos, aunque sea a gritos desafinados, aquellas canciones que nos unen por instantes inolvidables.



La familia de Otoniel Mora ha sido muy importante en todo este recorrido, porque son la armazón sobre la que funciona todo lo que hace, desde su ma – Da Hilda- hasta su esposa Carolina y sus hijos Edson René, Sergio Javier y Daniela Irene, que han convivido con esa necesidad suya de hacer y cantar canciones todos los días.

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Entre los amigos que han compartido con Otoniel Mora alguna vez el oficio y el amor por las canciones y que no quisiera dejar de mencionar, porque sabe que todos son parte del momento actual, por cualquier momento compartido en el pasado, están Gabriel Rodríguez, Fernando López, Fernando Jrez, Edson Rodríguez, Edson Rodríguez Hijo, Emanuel, Danilo Rodríguez, Estuardo Tomás, Herson y Otto Boj, Juan Carlos Ronquillo, Juan Carlos Godínez, el Tío Alfredo Bethancourt, Erwin Quiroa, Román Bethancourt, Fernando Delgado, Carlos Donguez, Jaime Quintanilla, los hermanos Alejandro y Mario Morales de San Juan Ostuncalco.



En la poesía ha sido muy importante para él, conocer la poesía de Otto René Castillo, Marco Aurelio Alveño y  numerosos poetas quetzaltecos, entre ellos los miembros del Grupo “Los Quijotes” Grupo Casa Los Altos”, especialmente Nelton Santiago, Rocío Rarez, Vilma Calderón, Hugo Gordillo, Cecilia, Ligia Gara, Héctor Rodas Andrade, Nuria González, y mucha gente más a la que aprecio profundamente.



Las grandes referencias de Otoniel Mora como cantautores, son nombres como Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Fito ez, de Ismael Serrano, Joaquín Sabina, Luis Eduardo Aute, Javier Maroto y de otro montón de gente, que generalmente es poco conocida, por eso de hacer canciones que no están destinadas al mercado, sino a la gente así como cantoras como Mercedes Sosa.

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En palabras de Otoniel Mora: "El mercado le ha hecho mucho daño al arte, cuando algunos artistas se dedican a lucrar con ella y pierden su esencia de comunicación y estética."


En una calle de Xela. Fotógrafo: Enrique Zabaleta.

2 comentarios:

  1. he tenido el privilegio de escuchar al famosísimo Otto Mora desde hace 8 años,, porque no lo había descubierto antes, y desde entonces me impresionó, no sólo por al calidad con que interpreta autores que son de mi agrado, sino también porque las canciones que compone son musicalmente muy bien hechas y tienen un gran sentido, por lo que no es inusual que me vean oyéndolo en cualquier lugar donde esté cantando. Quién al oirlo no quisiera ser la mujer de "Elemental", o evoca un amor en la distancia en "Días de Ausencia", disfruta de lo cotidiano en "Cosas Serias", o se indigna al oir "Totoncapán" o el "Blues del Desengaño", a quién no se le despierta el amor a nuestra tierra, a nuestra gente en "Oración al Maíz" y quién no pensó que pudiera ser un himno que el pueblo debería cantar justo ahora que pasó todo lo de la famosa ley Monsanto...quién no siente la motivación de seguir luchando por nuestros ideales perdidos al oir "Te propongo cantar", quién no imagina la sonrisa abierta y cariñosa de "Ana" quién no puede imaginar las risas sinceras y las miradas tristes de los niños perdidos y se les saltan las lágrimas en "Canto de la Calle"?...y esto es poco para describir lo que su música es capaz de evocar. Al oirlo en vivo, uno puede disfrutar no solo de una velada de trova formidable, sino de una energía poderosa que transmite cada vez que empieza a tocar a Esperanza (su guitarra) y empieza a cantar, energía que queda grabada en todos aquellos que tenemos la fortuna de oirlo y de seguirlo.
    Más que merecido el homenaje, y sé, que al igual que yo, hay muchísima gente que le dice GRACIAS por compartir su talento y esperamos seguir teniendo la fortuna de oirlo y de que siga componiendo y deleitándonos. Una vez más más ¡¡Felicidades!!!
    María del Pilar Pimentel Moreno

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  2. Muchas gracias Dra. Pimentel!
    Muy importante su comentario.
    Saludos

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